PÁGINA FAMILIAR

sábado, 15 de septiembre de 2012

Los niños y el Ladrido


Los niños y los ladridos
Según un estudio llevado a cabo por expertos del Departamento de 
Etología de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest, los niños
 poseen la capacidad de distinguir mejor las diversas actitudes
 caninas según sus ladridos que por la expresión de su cara.


Asimismo, este estudio concluye que no sólo son capaces de distinguir mejor qué significan los ladridos, sino que establecen las edades de los niños en las que se desarrolla esta habilidad. Para elloutilizaron grabaciones de ladridos que reprodujeron a grupos de niños de 6, 8 y 10 años, así como a adultos.

Los ladridos que se reprodujeron eran, básicamente, los que manifestaban agresividad o enfado,bienestar o alegría y soledad, que fueron grabados, respectivamente, cuando el perro se enfrentaba a un extraño, mientras jugaba y cuando estaba solo en casa.Pues bien, los resultados fueron concluyentes a la hora de distinguir el ladrido de agresividad, ya que la totalidad fue capaz de reconocerlo, incluso por parte de los niños más pequeños y para quienes nunca habían tenido uno en casa.


  No obstante, el ladrido de soledad sólo era reconocido a partir de 
los 8 años de edad. Por su parte, el ladrido de alegría fue reconocido 
por la mayoría de los niños de 10 años, así como por la totalidad de
 los adultos.
Asimismo, debido al riesgo potencial que tiene para los  niños 
confundir la expresión facial de los perros, en este estudio también
 se consultó a los niños a este respecto, y la mayoría de los niños 
confundía una actitud agresiva, conlleva enseñar los dientes, con 
una sonrisa, lo que puede generar situaciones de riesgo para ellos.
A la vista de estos resultados, el estudio que se eduque a los 
niños más en este sentido, con el fin de que intenten 
comprender a los perros más por los sonidos que emiten 
que por sus gestos, ya que existe un alto riesgo de error que
 puede tener consecuencias graves si se produce una agresión.
Esto añade información a las conclusiones a las que habían llegado 
otros expertos de la Universidad Brigham Young de Estados 
Unidos y de las que os dimos cuenta en este artículo.

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